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morochisima

Capitulo 10:

Este capitulo es para él, para un de las personas mas importantes en mi vida. Para es hombre de mirada dura y dulce simultáneamente. Para ese hombre que me acompaña en cada uno de mis emprendimientos. Para ese hombre que mientras intento comprender mis apuntes universitarios, realiza su apoyo logístico con los mejores amargos del mundo. Para ese hombre que me trasmitió una de las pasiones mas grandes que tengo en la vida, ser bostera. Para voz papá, está dedicado este capitulo.
A él le cuesta verme crecer, y a mi me cuesta comprender su manera de ver la vida, él siempre me dice lo mismo: “Cuando tengas tus hijos, seguramente, me vas a entender” y tengo la certeza de que es así, simplemente porque es raro que papá se equivoque, o por lo menos, cada vez que el me dice algo, tan solo pasa.
Es increíble mi viejo, tiene una gran habilidad, o una maldita carga con la cual vivir; él siempre sabe lo que pienso, lo que deseo, lo que siento, y hay veces que esto me da mucha bronca, y otras veces produce mi admiración. En realidad mi relación con él es así, muy contraria, muy loca. Lo adoro a mi viejo, creo que el día que me falte me muero; a pesar de las discusiones, de las diferencias... a pesar de todo.
Hay veces que me suspendo en el tiempo solo para observarlo, y me comparo con él, las cosas que compartimos, las que diferimos, la música que podemos escuchar entre los dos como las canciones de Charly García o Fito Páez, las películas que ambos disfrutamos y las comidas que saboreamos con el mismo placer.
Cuantos licuados de banana nos habremos tomado frente al televisor, (antes de que mamá lo ponga a dieta) y cuantos termos de mate habremos cebado entre charlas y charlas. Cuantos partidos de fútbol habremos palpitado juntos, cuantos goles de boca gritados y cuantos campeonatos festejados. Cuantas historias me habrá contado, historias del Uruguay, historias de rebeldía, historias adolescentes, historias de niños traviesos... Y sí, es un grande mi viejo, y el viejo de mi viejo, ósea, mi abuelo, es otro grande... Y mi bisabuelo, el abuelo de mi vieja, era otro grande, pero esa... esa es otra historia, otro sentimiento, otro amor.... Sí, sin lugar a dudas, mi bisabuelo fue otro gran amor mío...

“Trata de buscar siempre, la primavera”

(Esta frase me la dijo el año pasado mi viejo, en una ocasión en la que yo estaba inundada en el llanto. Hoy sus palabras aún resuenan en mi cabeza)

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