Blogia
morochisima

Capitulo 4:

Ya ha pasado mucho tiempo desde la ultima vez que me senté en este escritorio de caño y tipié, con la torpeza de mis dedos largos y torcidos, un par de líneas.
Hoy volví a sentarme en esta silla giratoria y enfundada en mi piyama de invierno, (porque hace unos días que el verano nos ha abandonado) intentare fingir que estos escritos son como un espejo, en donde se refleja mi vida, mis pensamientos, y por que no, mi corazón.
Mágicamente esta vez no siento tristeza, ni desesperación... en esta ocasión me siento mas grande, mas madura, con ganas de enfrentar la vida; y aunque me sigue gustando el rocanrol y el fútbol, tengo que reconocer que mi vida a dado un gran giro.
Muchas cosas de las que creí, no me desprendería jamas, están quedando atrás, junto con un horizonte adolescente. Muchas personas que tenia la certeza, no olvidaría, solo forman parte de algún lejano recuerdo, y algunas, ni siquiera eso.
Amor... ¿Amor? Que ingenua fui, cuantas lágrimas derrame por aquella persona que creí con todas mis fuerzas, amar incondicionalmente. ¿Saben? Junto al verano y la tibieza del sol, se fue también la magia del amor, de un amor que nunca existió realmente, de un amor completamente esporádico... y sin la magia solo quedo un hombre, un hombre que se aleja mucho a mi ideal, a la persona que soñé toda mi vida, a ese ser que logra estar a mi lado, sin sofocarme. Que me divierte sin parecer mi payaso. Que es amigo y amante a la vez. Que me sorprende día a día alejándome de la rutina. Que tiene firmeza en sus convicciones, pero flaccidez a la hora de ceder. Que es un soñador, pero con los pies sobre la tierra. Que tiene un poco de lucidez en su locura, y un poco de locura en su lucidez. A ese hombre, que estoy empezando a pensar, solo existe en mi imaginación.

“El amor hace pasar el tiempo...
El tiempo hace pasar el amor"

0 comentarios